Este clan familiar pertenecía a la tribu (gens) de los zoelas (zoelae), pueblo de los astures. Sin embargo estaban independizados de su tribu materna siendo condiderados una tribu diferente, estado al que contribuyó la aislada gografía de la Cabrera, y manteniendo los pactos de la gentilidad de entonces tanto con sus parientes los zoelas como con el resto de tribus astures circundantes.
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En azul claro el pueblo astur, en morado la tribu de los Zoelas y en azul oscuro el clan de la Cabrera, estando delimitada en trazo negro la actual comarca. |
Según estrabón, los pueblos montañeses (astures y cántabros para él) de Iberia tenían las sigueintes costumbres, compatidas por todas sus tribus:
Todos los montañeses son sobrios, beben agua, duermen en tierra y dejan sus cabellos largos y sueltos según la costumbre de las mujeres, aunque cuando combaten se ciñen la frente con una banda. Comen principalmente carne de ganado cabrío; a Ares sacrifican machos cabríos, y también cautivos y caballos; suelen hacer hecatombes de cada especie de víctima, al uso griego... Realizan competiciones de tipo gimnástico, militares y de carreras de caballos, con pugilatos, carreras y combates tanto de guerrillas como en formación de manípulos. Los montañeses se alimentan con bellotas dos partes del año, dejándolas secar y triturándolas; luego las muelen y hacen pan con ellas para conservarlo largo tiempo. También beben cerveza "zythos". El vino, sin embargo, es escaso y, cuando lo consiguen, lo consumen al punto en fiestas con sus familias. En lugar de aceite usan mantequilla. Comen sentados en poyetes construidos alrededor de las paredes y guardándose sitios de acuerdo con la honra y la posición social. La comida se sirve en círculo, de mano en mano y mientras beben bailan al son de la flauta y trompeta en corro y también saltando y poniéndose en cuclillas. Todos visten en general de negro con túnicas en las que también se acuestan sobre camas de paja. Utilizan vasos de madera como los keltoi. Las mujeres llevan enaguas y vestidos bordados de flores. En lugar de moneda, los que viven en los rincones más apartados se valen del trueque de mercancías o dan láminas de plata cortadas. Despeñan a los condenados a la pena capital y a los parricidas los lapidan fuera de las fronteras o ciudades. Se casan como los griegos. A los enfermos, tal como hacían los egipcios en la antigüedad, los sacan a los caminos para que soliciten consejo sobre su enfermedad a aquellos que la hayan experimentado. Utilizaban barcos de cuero hasta la época de Bruto por las lluvias y el fango e incluso todavía son raros los hechos de un solo tronco de árbol. Sus piedras de sal son rojizas, aunque machacadas se vuelven blancas. Así es la vida de los montañeses, como he dicho; me refiero a los que están situados en el lado septentrional de la Iberia, los galaicos, astures y cántabros hasta los vascones y el Pirineo, ya que es semejante el género de vida de todos ellos.
Estas tribus, aunque con un origen común, mantenían una fuerte independencia entre ellas, y una fuerte unidad dentro de sus clanes, lo cual les obligaba a establecer pactos de hospitalidad entre ellos para apoyarse contra amenazas externas, denomindas hospitiums, que se hacían constar por escrito en téseras como la de la siguiente imagen que recoge un pacto entre los zoelas y tribus colindantes:
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Pacto de los zoelas (tribu astur de Zamora) |
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